El mito vs. la realidad
Algunas personas creen que el agua diluye los ácidos y enzimas digestivas, ralentizando la digestión. Sin embargo, el sistema digestivo humano es mucho más sofisticado que eso. Estudios han demostrado que beber agua durante o después de las comidas no interfiere significativamente con la digestión ni con la absorción de nutrientes.
Lo que realmente sucede en tu cuerpo
- Hidratación óptima: El agua facilita el transporte de nutrientes y ayuda a la absorción de vitaminas y minerales esenciales.
- Mejor digestión: Beber agua ayuda a descomponer los alimentos, permitiendo que el estómago procese mejor las proteínas y los carbohidratos.
- No diluye los jugos gástricos: El estómago regula la secreción de ácido clorhídrico según la necesidad, por lo que beber agua no “apaga” la digestión.
- Ayuda a prevenir el estreñimiento: Mantenerse hidratado favorece el tránsito intestinal, evitando problemas digestivos.
¿Cuándo puede ser un problema?
Si sufres de reflujo gastroesofágico o te sientes demasiado hinchado después de comer, es recomendable moderar la cantidad de líquidos durante las comidas, ya que un exceso de agua podría aumentar la presión en el estómago y favorecer el reflujo en personas predispuestas.
Conclusión: puedes beber agua sin miedo
Si te sientes bien al hacerlo, no hay ninguna razón científica para evitar el agua después de comer. De hecho, mantener una buena hidratación es clave para una digestión eficiente y una salud óptima.
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FUENTE:QUORA
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